¿Qué es un buen diseño de interiores? ¿Cuáles son los factores que resaltan un espacio?

En el actual cambio global hacia la priorización del bienestar, observamos una creciente tendencia en las personas que buscan estilos de vida más saludables, reconociendo la interconexión vital entre el cuerpo y la mente. La investigación ha revelado que factores externos, como la ubicación geográfica, el entorno, la comunidad, el estado financiero y las relaciones interpersonales, desempeñan un papel crucial en la salud individual. Sin embargo, se ha vuelto evidente que garantizar la salud física y mental va más allá del acceso a instalaciones médicas y tratamientos profesionales, implicando también factores relacionados con la calidad del entorno construido.

En este contexto, los arquitectos poseen la capacidad única de influir en la calidad de vida de las personas mediante un diseño más reflexivo. ¿Qué elementos definen un buen diseño de interiores y cuáles son los factores que contribuyen a hacer que cualquier espacio interior sea excepcional? Exploraremos este aspecto «bueno» del diseño, analizando cómo los arquitectos han abordado las necesidades de los usuarios al considerar la accesibilidad, la diversidad demográfica, la economía y el medio ambiente, sin sacrificar la estética.

Espacios que rehabiliten la mente, el cuerpo y el alma.

En la evaluación del éxito de un espacio, se destaca que aquellos que cumplen su propósito designado son considerados exitosos. Aunque la funcionalidad podría percibirse como una limitación al proceso creativo, es raro encontrar a un diseñador de interiores exitoso que no reconozca la necesidad de garantizar la funcionalidad en cada decisión espacial. Cada espacio tiene un propósito y debe diseñarse para cumplir funciones específicas. Sin embargo, a medida que la conciencia sobre el bienestar crece, se vuelve crucial que los arquitectos adopten un enfoque más holístico, creando espacios que no solo cumplan con su función, sino que también rehabiliten la mente, el cuerpo y el alma.

La casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de felicidad. Le Corbusier.

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud redefine la salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social». Esta evolución destaca la importancia de considerar tanto los aspectos sociales como psicológicos, además de los factores médicos tradicionales. Estrategias y recursos se están implementando para lograr una mayor equidad y pertinencia en el diseño arquitectónico, reconociendo la interconexión de estos elementos. 

Los diseñadores deben aspirar a establecer parámetros de salud física que vayan más allá de simplemente evitar enfermedades. Afortunadamente, la arquitectura, mediante el diseño de formas, espacios y materiales, tiene el poder de organizar las relaciones de los usuarios con su entorno, creando escenarios interactivos que fomentan el bienestar. Los principios del buen diseño en el siglo XXI son diversos, ya que no existen soluciones universales. No obstante, se sostiene que la noción de bienestar se compone principalmente de dos elementos clave: sentirse bien y funcionar bien. En resumen, el diseño, en todas sus facetas, debe garantizar salud, comodidad y felicidad.